La fecundación o reproducción in vitro (o FIV) es una técnica de reproducción asistida a la que se recurre en aquellos casos donde, bien sea por problemas genéticos o de fertilidad, se tienen dificultades para concebir de forma natural.
Este tipo de fecundación es utilizada para tratar la infertilidad de pacientes femeninos con patologías y condiciones como:
También sirve para ayudar a aquellos pacientes masculinos con problemas de infertilidad asociados a:
Además, hay personas con casos de infertilidad originados por factores genéticos o, incluso, parejas con problemas de infertilidad cuyas causas no han podido ser determinadas que también recurren a la fecundación in vitro.
Existen casos de mujeres que por razones de salud se ven en la necesidad de someterse a prácticas que afectan de forma severa la fertilidad, como ocurre con los tratamientos contra el cáncer (quimioterapias, radioterapias) y muchas de ellas deciden comenzar parte del protocolo de la fecundación in vitro para preservar sus ovocitos en buen estado y poder disponer de ellos en el futuro.
También, a través del mismo proceso de fecundación in vitro, las mujeres con problemas en el útero que no podrían gestar por sus propios medios tienen la oportunidad de recurrir a lo que se conoce como gestación subrogada, es decir un vientre de alquiler en el que serán gestados sus óvulos fecundados.
Esta es una práctica que comenzó a aplicarse con éxito a finales de los años 1970, y que, desde entonces ha evolucionado en sus procedimientos.
Muchas pacientes y parejas con problemas de infertilidad que ven en esta práctica una solución a sus problemas, o una medida que los podrá ayudar a concebir, después de haber intentado otros métodos, con frecuencia se preguntan ¿cómo es la fecundación in vitro?
Respecto a la fecundación in vitro existe mucho desconocimiento, por lo que consideramos pertinente contribuir con la divulgación ginecológica y con la información apropiada para las personas interesadas en este método de reproducción asistida. La fecundación in vitro es un proceso que consta de una serie de pasos o etapas que describimos a continuación:
Este es el primer paso y podría resultar muy obvio para algunos, pero la elección de la clínica de infertilidad es vital y de ello depende en gran medida el éxito de todo el procedimiento. Lo ideal es que las parejas o las personas interesadas en someterse a un proceso de FIV elijan un centro de fertilidad en el que se sientan cómodos.
Con frecuencia nos encontramos con que la información que se comparte con los pacientes y con el público en materia de reproducción asistida, bien sea a través de la fecundación in vitro o a través de otras prácticas, se refiere solo a los aspectos médicos / procedimentales, lo cual es un error, puesto que en estos procesos hay un importante componente psicológico o emocional.
De forma tal que antes de decantarse por un centro especializado en FIV, nosotros recomendamos a los interesados se acerquen a todas las clínicas que se encuentran en la localidad y en los alrededores y soliciten toda la información que necesitan para estar seguros antes de tomar la decisión.
Una vez han elegido el centro de fecundación, antes de comenzar la FIV como tal, la pareja debe someterse a una serie de pruebas y estudios para determinar sus condiciones generales de salud. Algunas de las pruebas que se realizan con frecuencia son:
Estudios de despistaje de enfermedades
Por lo general esta es una de las primeras fases del protocolo, a las parejas se les aplican distintas pruebas para descartar que ninguno esté infectado con alguna patología que pueda suponer riesgo de contagio.
Medición de la reserva ovárica
Existen diversas pruebas que se aplican para determinar los niveles de fertilidad de la mujer. Algunas se realizan por medio de exámenes de sangre y otras a través de un eco transvaginal en ciertas condiciones muy puntuales. En ocasiones se aplican varias pruebas y se contrastan los resultados.
Espermatograma
El espermatograma es una prueba de fertilidad masculina que permite medir la calidad del esperma y de los espermatozoides. La calidad de estos últimos se determina a través de la medición de varios factores como la cantidad total, el porcentaje de los espermatozoides vivos, así como la anatomía (forma de los espermatozoides) y el grado de movilidad que presenten.
Pruebas de la cavidad uterina
La salud del útero es vital para el proceso de gestación, bien sea una gestación natural o asistida, por tal razón se realizan pruebas para comprobar el estado de la cavidad uterina. A través de estas pruebas se determina, además de las condiciones generales del útero, algunos aspectos anatómicos como su tamaño y su profundidad, con estos datos se garantiza la precisión del procedimiento de fertilización.
Una vez que se han realizado todas las pruebas y se tienen los resultados concluyentes, se da inicio al proceso. La primera fase del proceso de FIV es la estimulación controlada de los folículos ováricos, esta se realiza a través de la administración de hormonas.
Estas hormonas se administran a través de inyecciones y el tratamiento puede durar hasta dos semanas. Al final del ciclo de estimulación se realizan pruebas/análisis de sangre y ecografías para poder determinar si se puede pasar a la siguiente fase del proceso de FIV.
Cuando se ha concluido, a través de distintos tipos de exámenes, que el ciclo de estimulación de los folículos ováricos fue exitoso, se aplica una última inyección que inducirá la ovulación y, dos días y medio después de esta dosis se puede proceder con la captación de los ovocitos.
El proceso de captación de ovocitos es realizado por el ginecólogo especialista a través de un procedimiento de ecografía transvaginal en la que, con una cánula que alcanza el útero se extraen los folículos ováricos.
Se dan casos de pacientes a las que, por cuestiones anatómicas particulares, no se les pueden extraer los folículos usando la aguja intravaginal y la ecografía. En estos casos se pone en práctica un protocolo en el que la aguja se inserta a través del abdomen, y en lugar de usar una ecografía el proceso se orienta a través de una laparoscopia, que no es más que la introducción de un instrumento de visualización a través del ombligo.
Además de captar folículos ováricos se extrae la esperma del compañero de la paciente. El proceso, por lo general es bastante sencillo y solo en casos puntuales se recurre a métodos un tanto más invasivos, como la aspiración de semen a través del testículo usando una aguja.
La fertilización es el paso posterior a la captación de los ovocitos y el esperma, aquí, las muestras, que han sido trabajadas en el laboratorio para buscar obtener la mayor calidad posible, se mezclan (incuban).
Las técnicas más utilizadas para la incubación de los ovocitos y el esperma son la inseminación y la ICSI (que en inglés quiere decir Inyección de Esperma Intracitoplasmática) este último es uno de los métodos de inseminación más utilizados porque garantiza mayor efectividad, aun cuando la calidad del esperma no sea del todo óptima. De forma tal que la Inyección de Esperma Intracitoplasmática es la técnica que se utiliza cuando el hombre tiene deficiencias en el conteo de esperma (o problemas con la forma o la movilidad de los espermatozoides), que pueden comprometer el éxito del proceso.
En este paso la paciente no interviene, puesto que es realizado por los especialistas en el laboratorio del centro de fertilidad una vez han sido fecundados los ovocitos con el esperma, usando cualquiera de los protocolos establecidos.
Durante el cultivo embrionario el objetivo es obtener un embrión con ciertas características para ser transferido a la paciente.
La transferencia de embriones se realiza días después de la captación de ovocitos. El objetivo de esta fase del proceso es implantar en la paciente los embriones de mejor calidad.
Es un procedimiento indoloro que se realiza a través de un dispositivo (catéter) que se introduce en la vagina y que atraviesa el cuello uterino hasta hacer contacto con el útero donde serán implantados los embriones fecundados.
Una vez termina el proceso de transferencia embrionaria las pacientes regresan a casa llenas de dudas y temores. Para evitar las dudas lo más conveniente es que hagan todas las preguntas al ginecólogo tratante. Para disipar los temores lo mejor es que continúen con sus vidas y se concentren en sus objetivos regulares ya que, estar pensando todo el tiempo en la fecundación in vitro, y en los resultados, puede ser estresante y hasta contraproducente.
Si bien, como decíamos, la transferencia de embriones es indolora, en caso de alguna molestia el ginecólogo recetará algún medicamento que alivie el malestar y que sirva para que la paciente pueda incorporarse a su rutina.
Después de todo el proceso no hay mayores restricciones, eso sí: las actividades físicas demandantes están prohibidas. También se deben evitar aquellas actividades que puedan suponer un riesgo de infección vaginal o uterina y todo lo que suponga una carga de estrés psicológico.
El resultado es lo que más preocupa a las pacientes que se someten a un procedimiento de FIV, este se comprueba de 12 a 15 días después de la trasferencia embrionaria a través de una prueba de embarazo que realiza el ginecólogo.
Esta es una pregunta que suelen hacer con frecuencia las pacientes una vez les desglosamos todas las fases que componen el proceso de fecundación in vitro.
Todo el proceso de FIV, una vez se han realizado los pertinentes estudios y exámenes a la paciente y a su pareja (si aplica) tiene una duración de dos semanas, contando los doce días del ciclo de estimulación de la ovulación y los días que median entre fase y fase.
El éxito al primer intento o ciclo de FIV depende de varios factores relacionados de forma directa con la edad de la paciente y las condiciones asociadas a la reproducción en las que se encuentre (reserva ovárica), también influyen la calidad del esperma del compañero de la paciente.
Todos los centros especializados en procedimientos de reproducción asistida manejan una tasa de éxito. Esta tasa de éxito en la mayoría de los casos es variable y los números que muestran no se refieren a embarazos asistidos logrados en el primer intento, sino que son un resultado combinado.
Nosotros siempre recomendamos a las pacientes y a las parejas que el dato que más importa a la hora de decantarse por una clínica de reproducción asistida es la tasa de partos de bebés sanos.
La fecundación in vitro, como todos los procedimientos médicos, tiene sus respectivas ventajas y desventajas, veamos.
¿Cuánto cuesta una fecundación in vitro? es la pregunta que más suelen hacernos las pacientes interesadas en esta modalidad de reproducción asistida. Y aunque es una pregunta de enunciado sencillo, no hay una respuesta sencilla, única y definitiva, pues en el procedimiento intervienen muchas variables lo que hace que los costos de una FIV sean distintos de paciente a paciente. Además, los precios varían en función de la clínica, el país y las condiciones y el estado de salud reproductiva de la paciente, su pareja o los donantes.
Lo que si podemos decir es que la fecundación in vitro es un procedimiento costoso, pero es una inversión que bien merece la pena para aquellas parejas o pacientes que padecen de dificultades para concebir.