La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida que se basa en el posicionamiento, controlado, del esperma en el útero. En esta entrada te contamos todo lo que debes saber al respecto.
De los distintos métodos que comprenden las tecnologías de reproducción asistida, la inseminación artificial es uno de los más utilizados y es, además, uno de los más antiguos. Es que, atendiendo a los registros que existen, podemos decir incluso que lo que hoy conocemos como reproducción asistida, se originó con la inseminación artificial, que ya se practicaba con éxito, aunque de forma exclusiva en animales, desde finales del siglo XVIII.
El proceso o, concretamente el fin, de la inseminación artificial es, en teoría bastante simple, pues consiste en la colocación de esperma en el útero haciendo uso de instrumental adecuado sin que exista contacto sexual.
El objetivo de la inseminación artificial es poder engendrar vida sin la necesidad de la práctica del coito. Tomando en cuenta las circunstancias y el contexto que rodean a los primeros casos registrados de este método, se puede decir que surgió, para hacerle frente a algun problema fisiológico o disfunción de un miembro de la pareja con problemas para practicar el coito, lo que dificultaba un embarazo natural.
Así tenemos que se buscaron alternativas y medios tecnológicos, claro está rudimentarios, como era de esperarse —sobre todo si los comparamos con los que son utilizados por los ginecólogos en la actualidad en las clínicas de reproducción asistida—, para reemplazar la función reproductiva que cumplía el coito.
En la actualidad, en una clínica de inseminación artificial, el proceso a través del cual se realiza esta técnica es el siguiente:
La inseminación artificial, a diferencia de otros métodos de reproducción asistida, es más bien una técnica sencilla que se realiza, en la gran mayoría de los casos, en unos pocos minutos.
Si bien el proceso que se necesita para preparar las condiciones que garanticen la inseminación, como vimos en el apartado anterior, es largo y requiere de varias visitas a la clínica de inseminación artificial, como tal, la inseminación es rápida e indolora.
Aunque también existen casos en los que, por ciertas condiciones puntuales relacionadas con la fisionomía de las pacientes, se dificulta el procedimiento. Debemos decir que estos casos son más bien aislados y minoritarios.
En las clínicas de inseminación artificial utilizan el siguiente procedimiento para llevar a cabo esta práctica:
Cuando se trata de una inseminación artificial con pareja o conyugal el primer paso es la recolección de la muestra de semen, que se realiza en unas condiciones muy puntuales, a saber:
El cónyuge o pareja de la paciente debe estimularse para así extraer el semen y colocarlo en un recipiente. Los ginecólogos recomiendan haberse abstenido de practicar relaciones al menos tres días, esto para garantizar la mayor cantidad posible de esperma, lo que aumenta las probabilidades de que los resultados de la inseminación sean positivos.
Las clínicas de inseminación artificial cuentan con laboratorios donde la muestra de esperma es preparada para elevar su calidad y garantizar una inseminación positiva.
Este proceso que, en la inseminación artificial se realiza en laboratorio, lo que busca es de alguna forma emular lo que se conoce como capacitación espermática natural. Esta ocurre en el momento en el que el semen es expulsado en el interior de los genitales femeninos y tiene como propósito descartar los espermatozoides de menor calidad.
Una vez que se ha preparado la muestra de esperma, se procede a realizar la carga de la cánula que será introducida en el útero.
Esta se realiza sobre una camilla ginecológica acondicionada para que la paciente pueda alzar las piernas y mantenerse en posición de litotomía, que es la postura ginecológica más usada.
Una vez que la paciente se prepara desvistiéndose de la cintura hacia abajo y se ha colocado en la camilla, lo primero que hará el ginecólogo será colocar un espéculo, que es el dispositivo que permite que la cavidad vaginal se mantenga abierta para facilitar el procedimiento.
Luego se introduce la cánula inseminadora en la vagina, hasta llegar al cuello uterino y ahí se procede al emplazamiento de los espermatozoides vaciando el contenido de la cánula, esta operación dura de treinta segundos a un minuto.
Cuando se ha vaciado la cánula, el ginecólogo procederá a cerrar el espéculo y la paciente deberá permanecer tranquila por unos quince minutos.
Existen dos tipos de inseminación artificial: la inseminación artificial conyugal y la inseminación artificial con donante, en este apartado te explicamos de qué se tratan.
Esta se caracteriza porque la muestra de semen proviene de la pareja de la paciente. Se lleva a cabo en aquellos casos en los que el semen cuenta con todas las condiciones para fertilizar pero que, por ciertas circunstancias que pueden ser disfunciones (del hombre o la mujer), no se puede lograr una fecundación de forma natural.
Sin importar cual sea la clínica de inseminación artificial donde se lleve a cabo esta técnica, el procedimiento siempre es igual y está compuesto por los pasos que explicábamos en apartados anteriores:
Este tipo de inseminación se lleva a cabo en las clínicas de inseminación artificial cuando:
En estos casos, el protocolo que se aplica para lograr la inseminación de la paciente solo tiene una diferencia con respecto a la inseminación artificial conyugal, esta es: la recolección de la muestra, así en lugar de recoger una muestra el mismo día de la inseminación, se trabaja con esperma de donante del banco de semen.
El esperma de donante se somete a un proceso de selección antes de ser dispuesto en la cánula para inseminar. En este proceso se descarta la presencia de enfermedades. Las muestras luego se congelan, por al menos dos trimestres, al cabo de los cuales se descongelan, se examinan, una vez más, y, si reúnen todas las condiciones, se utilizan.
Existen varias diferencias entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro, es común que, cuando las pacientes se acercan a la clínica de inseminación artificial o, cuando asisten a la consulta con el ginecólogo, busquen despejar las dudas y les aclaren qué es lo que distingue a estos dos métodos de reproducción asistida.
Como bien decíamos, una de las principales diferencias de la inseminación artificial con la fecundación in vitro es la tasa de éxito, que es mucho menor en la primera.
Pero el nivel de efectividad de la inseminación artificial debe ser estudiado con detenimiento, pues si bien demuestra un nivel de efectividad más bajo en comparación con otras técnicas de tecnología reproductiva, también es necesario puntualizar que esta práctica no es recomendable en todos los casos, precisamente atendiendo a su bajo ratio de éxito, veamos.
Es pertinente tener en cuenta que la inseminación artificial es una técnica que se recomienda cuando los pacientes son personas jóvenes que no padecen condiciones que puedan dificultar el embarazo, tales como:
De forma tal que se debe informar a las pacientes acerca de los factores que pueden condicionar los resultados de esta técnica. Esta debe ser una de las primeras tareas de los ginecólogos en las clínicas de reproducción asistida: poner al corriente a las pacientes y a las personas interesadas y así evitar crear falsas expectativas.
Así también debemos decir que cada clínica de inseminación artificial tiene sus propias tasas de éxito. Por ello es posible que muchas parejas o mujeres interesadas en practicarse una inseminación artificial quieran ser atendidas en la clínica que muestra los índices de éxito más alto. Pero debemos decir que ese número más bien importa poco si se cuenta con alguna de las condiciones descritas anteriormente.
La inseminación artificial como cada una de las técnicas de reproducción asistida tiene sus respectivas ventajas, inconvenientes y riesgos, veamos.
El precio de esta técnica varía de acuerdo con el país, la ciudad y la clínica de inseminación artificial donde se realice.
Pero dado que es un procedimiento no invasivo, el coste es menor que el de métodos como la fertilización in vitro, que puede ser hasta diez veces más costosa.
En todas las clínicas de inseminación artificial, en los últimos años la tendencia creciente son las madres solteras que optan por la inseminación artificial para quedarse embarazadas.
Esta es una excelente alternativa para aquellas mujeres que quieran experimentar la maternidad en soltería. La inseminación artificial resulta más conveniente y recomendable por encima de otras técnicas de reproducción asistida porque el procedimiento es corto, se aplica poca estimulación hormonal, no requiere de procesos muy invasivos y, en términos monetarios, es más accesible que otros métodos.
En este apartado damos respuesta a las preguntas que suelen hacernos con frecuencia las pacientes y las mujeres interesadas en esta técnica de reproducción asistida.
Comparada con otros métodos de reproducción asistida, el porcentaje es bajo, pero el éxito de la inseminación artificial dependerá en gran medida del estado de salud reproductiva de la paciente, la edad, y la calidad del semen de la pareja.
La mejor clínica de inseminación artificial es aquella donde la paciente y su pareja, en caso de haberla, se sienten cómodos, seguros y bien atendidos.
También debe tener una alta tasa de éxito y experiencia en atención a casos similares.
La inseminación artificial está recomendada en aquellos casos donde la paciente tiene el siguiente perfil:
El tratamiento de estimulación ovárica de la inseminación artificial se realiza por un máximo de diez días previos a la inseminación.
Los ginecólogos de la mayoría de las clínicas de inseminación artificial recomiendan hacerse el examen de embarazo dos semanas después de aplicada la inseminación.
La inseminación artificial es una práctica poco invasiva que no supone intervenciones quirúrgicas que ameriten guardar reposo, de forma tal que las pacientes pueden continuar con sus actividades, siempre y cuando, estas no supongan grandes esfuerzos físicos.